2.3.3.1 Ambivalencia del Término Pobreza:
El término “pobreza” tiene irremediablemente un sentido
equívoco, significandose de esta forma, la ambigüedad de las nociones que
posteriormente entraran en juego.
2.3.3.1.1 La Pobreza Material
“El término
pobreza designa en primer lugar, la
pobreza material, es decir, la carencia de bienes económicos necesarios
para la vida humana digna de ese nombre. En este sentido, la pobreza es
considerada como algo degradante y es rechazada por la conciencia del ser
humano contemporáneo” (Gutierrez, G. 2008).
Campamento Esperanza de San Francisco. Comuna de San Bernardo |
No obstante la crudeza de estas declaraciones, la pobreza
material se tiende a entender en algunos lugares más conservadores del
cristianismo, como un “ideal” de vida. Configurándose como modelo de austeridad
y desprendimiento frente a los bienes de este mundo, asimilandose de esta forma
a un estilo de vida conforme al Evangelio.
Se comprende, que esta ambivalencia complica un desarrollo
mas acabado de la primera definición, pues estas disposiciones tranquilizadoras
de conciencia se han instalado por siglos en el tejido eclesial.
Otro frente de discusión lo conformaría la forma en que
algunos cristianos se relacionan de manera “fatalista” con el mundo “de los
pobres,” quienes por su condición son objeto de misericordia y actos de caridad
bastante limitados.
Siguiendo lo anterior, Gutierrez nos señala que: “Clases sociales, pueblos y continentes
enteros toman conciencia de su pobreza y percibiendo sus causas últimas, se
rebelan contra ella. Estamos frente a una pobreza colectiva que crea lazos de
solidaridad entre los que sufren y los lleva a organizarse para luchar contra
esta situación y contra los que usufructúan de ella” (Gutierrez, G. 2008).
Por lo tanto, la pobreza entendida como pobreza material está
en el nivel de lo infrahumano, en el mismo sentido que se señala en la Biblia. “Ser pobre quiere decir morir de hambre, ser
analfabeto, ser explotado, no saber que es ser humano,” (Gutierrez, G. 2008)
y es con ésta lucidez como debemos entender, según Gutierrez la pobreza
evangélica.
Rigoberta Menchu |
2.3.3.1.2 La Pobreza Espiritual
En relación a la pobreza espiritual, “el pobre sería, entonces, no tanto el que no posee bienes materiales,
sino más bien aquel que –aunque los posea- no está apegado a ellos. Lo que
permitiría afirmar, por ejemplo, que un rico puede no sólo ser un pobre
espiritual, sino que inversamente, un pobre puede ser rico de corazón”
(Gutierrez, G. 2008).
Esta definición, inspirada obviamente en una lectura literal
del Sermón de la Montaña presentado en el Evangelio de Mateo (Mt. 5,3) ha
relativizado el término de pobreza, conduciendo la discusión a territorios
acomodaticios y tranquilizantes, conservando la mayoría de las veces, el “status quo” de una sociedad basada en
la injusticia, la explotación y el beneficio de unos pocos a costa de la sangre
de los muchos.
Mireya García. Dirigenta de Agrupación de DD.DD en Chile |
Esta visión espiritualista, sin embargo, abre las puertas,
para una reflexión que tiende a considerar, que al fin de cuentas, “el pobre de espíritu” podrá optar por
la pobreza material, toda vez que haga el juicio correspondiente a diferenciar
la miseria (la pobreza infrahumana) de la pobreza evangélica; realizando así,
un proceso de conversión fundamentado en el amor fraterno y en el cumplimiento
de la ley de Cristo. (Mt. 22,36-40).
Clotario Blest Riffo. Fundador de la Central Unitaria de Trabajadores de Chile |
No obstante, Gutierrez hace incapié en que el término
pobreza, desde esta mirada, cae fácilmente en ambigüedades y fluctuaciones que
pretenden construir una pobreza abstracta, “hecha
a medida de nuestra pobreza espiritual” (Gutierrez, G. 2008) jugando de
esta forma, con las palabras y finalmente con las personas.
Ciudad de Casablanca, 27 de Febrero de 2014.
Celebrando la Pascua de Sebatiao Bezerra da Silva, del Movimiento Nacional dos Direitos Humanos. Mártyr de la Tortura. 27 de Febrero de 20011; Tocantins. Brasil.
Sebastiao Bezerra da Silva |
No hay comentarios:
Publicar un comentario