2.3.3.2. Significación Bíblica de la Pobreza
Tratando de profundizar en el desarrollo teológico del
termino “probreza”, el teólogo de la
liberación nos invita a adentrarnos en el terreno de la exégesis bíblica,
considerando que “tratado por toques
rápidos o profundos, describiendo situaciones sociales o expresando
experiencias espirituales difícilmente transmisibles, definiendo la actitud
personal y la de todo un pueblo ante Dios, o las relaciones de los seres
humanos entre ellos, la pobreza es un tema central tanto en el Antiguo como en
el Nuevo Testamento” (Gutierrez, G. 2008).
Tratando de desarrollar un concepto de pobreza evangélica,
Gutierrez nos referirá que desde las Sagradas Escrituras, la pobreza se
entiende en función de:
2.3.3.2.1. La Pobreza como estado “Escandaloso”
El autor comienza este apartado con la siguiente
constatación:
“La pobreza es
para la Biblia un estado escandaloso atentatorio de la dignidad humana y, por
consiguiente, contrario a la voluntad de Dios” (Gutierrez, G. 2008. P. 415)
Le erudición bíblica de Gustavo Gutierrez, le permite
graficar el rechazo que desde el elnguaje bíblico encontramos entorno al tema
de la pobreza en cuanto a situación de indignidad del ser humano.
Desde la exégesis bíblica se entiende que las imágenes que se
utilizan en torno al tema de la pobreza rara vez utilizan algún término neutro.
La caracteristica de los profetas es precisamente utilizar “designaciones que fotografíen al pobre concreto y viviente”
(Gutierrez, G. 2008). El pobre será definido por vocablos como “ebyon” entendido el que le falta algo y
lo espera de otro. Otro vocablo es “dal”
significante de debil o flaco. En una misma raíz se encuentran “ani” el encorbado o el que está bajo un
gran peso y finalmente “anaw” que
connota cierta forma religiosa al definirse como el humilde ante Dios. De la
raíz anaw, encontraremos el plural “anawin”
de posterior desarrollo en la teología de la liberación. También encontramos en
el Nuevo Testamento (de redacción griega) el vocablo “ptojós” que significa “el
que no tiene lo necesario para subsistir, el miserable obligado a la
mendicidad”.
Estos términos describen en el lenguaje bíblico la condición
humana desgarrada y humillada; ciertamente no se constituyen en una
idealización de la pobreza como una virtud espiritual o un objetivo a
perseguir. El contexto en que encontramos estas expresiones está relacionado
generalmente al mensaje de los profetas en una evidente protesta a la dignidad
pisoteada de una porción del pueblo de Israel que no sólo esta siendo excluida,
sino que son a su vez explotada por quienes detentan el poder.
En este sentido, es evidente una toma de posición que se
manifiesta en un claro rechazo a la pobreza; “la indignación es el clima en que se describe una situación de
pobreza, y se señala su causa: la injusticia de los opresores”. (Gutierrez, G.
2008).
Queda de manifiesto, desde esta exégesis bíblica, que la
pobreza no es querida por Dios, pero no se límita sólo al anuncio del Dios de
Jesucristo. Hay sobretodo una denuncia sobre las causas de esta condición de
pobreza, que no se debe a un cierto fatalismo, sino más bien a la explotación y
el abuso de unos pocos por sobre algunos pobres que son víctimas de otras
personas. “Los profetas denunciarán todo
tipo de abuso, toda forma de mantener a los pobres en esa situación y de crear
nuevos pobres”. (Gutierrez, G. 2008). En este sentido se denuncia y se
condenan las situaciones de opresión y de injusticia sobre los más frágiles en
el tejido social, encontrandose en el Nuevo Testamento una fuerte crítica a la
opresión de los ricos especialmente en el Evangelio de Lucas y en la Carta de
Santiago.
No obstante, junto con la denuncia de la opresión y el abuso
sobre el pueblo empobrecido; es posible encontrar otros lugares en las Sagradas
Escrituras, donde se mensionan medidas concretas y positivas para impedir que
la pobreza se instale en medio del pueblo de Dios (Gutierrez, G. 2008). Hay una cuerpo completo de la legislación
judaica, en los libros del Levítico y Deuteronomio, que se encargan
precisamente de evitar la acumulación de riqueza desmesurada y la explotación a
ella asociada.
Desde la perspectiva de la exégesis bíblica, para Gutierrez
existen tres motivos principales para tan energico repudio a la pobreza.
1.- “En primer lugar, la pobreza contradice el
sentido mismo de la religión mosaica” (Gutierrez, G. 2008). No se debe
olvidar la misió profética de Moisés que libera al pueblo de la Esclavitud de
Egipto. En el gesto liberador del Dios de Israel, que libera al pueblo de la
opresión, se entrelazan inextricablemente la libertad de la opresión y la
supresión de la pobreza que esta opresión implica. El ideal propugnado por el
antiguo testamento es precisamente el reflejado por el Deuteronomio, al
pretender una sociedad con “el ideal de
un pueblo fraterno donde no deberían existir pobres”(Gutierrez, G. 2008. p.419).
Aceptar la injusticia, la explotación y la pobreza sujeta a ellas,
significaría un retroceso a una situación histórica de esclavitud superada en
la gesta del Éxodo desde Egipto a la Tierra prometida.
2.- “Si el estado de esclavitud y explotación en que se hallaba el pueblo judío en Egipto es repudiado, es porque va en contra del mandato del Génesis” (Gutierrez, G. 2008).
3.- Finalmente, “los seres humanos no sólo han sido hechos a imagen y semejanza de Dios. Son además el sacramento de Dios” (Gutierrez, G. 2008)
Se comprende entonces, la pobreza como una expresión de
pecado, pues “en una palabra, la
existencia de la pobreza refleja una ruptura de solidaridad entre personas y de
comunión con Dios. La pobreza es expresión de un pecado, es decir, de una
negación del amor. Por eso es incompatible con el advenimiento del Reino de
Dios, Reino de amor y de justicia”. (Gutierrez, G. 2008)
2.3.3.2.2. La Pobreza como “Infancia Espiritual”
Así como encontramos una significación negativa de la
pobreza, entendida esta como un mal que afecta a la humanidad; en la biblia
podemos encontrar una segunda línea de interpretación, comprendiendo al pobre
como “el cliente de Yavhé”. La pobreza sería entonces, según este enfoque “un poder de acoger a Dios, una
disponibilidad a Dios, una humildad ante Dios” (Gelin, A; en Gutierrez, G. 2008
p.421)
El sentido religioso no le viene de forma antojadiza, sino
que responde a la lectura teológica que hacen los profetas de la historia del
pueblo de Israel. Frente a las infidelidades que el pueblo comete a su promesa
y Alianza que realizaron con el Dios Yavhé en el monte Sinaí; surge la noción
de un “Pequeño Resto”, el pueblo pobre e insignificante que es abandonado a su
suerte después de la caída de la monarquía y la invasión de la potencia
extranjera de Babilonia.
En el lenguaje profético se utilizan las mismas palabras que designan la pobreza como mal, aunque con el tiempo se va profundizando en su sentido más espiritual; siendo “el caso de “anaw” que, empleado en plural (anawin) designará en forma privilegiada al pobre espiritual” (Gutierrez, G. 2008)
En las figuras de los “Anawin” y el “Pequeño Resto” se
grafica de manera concreta el Israel del futuro. Desde el seno de ese pequeño
resto, empobrecido y abandonado, surgirá el Mesías esperado; será aquí que a
partir del siglo VII a.C., con el Profeta Sofonías“aquellos que esperan la obra liberadora del Mesías serán llamados
pobres”. (Gutierrez, G. 2008).
De esta manera, para el autor, la pobreza en su sentido espiritual se convertirá en un ideal de vida. “La pobreza así entendida es lo opuesto al orgullo, a una actitud de suficiencia; es en cambio, sinónimo de fe, de abandono y confianza en el Señor” (Gutierrez, G. 2008 p. 422). Consolidando esta interpretación de la pobreza como ideal de vida, se encuadran el testimonio de los profetas (Jeremías se llamará a si mismo ébyón [pobre]) y el trabajo del salmista, que presenta la actitud religiosa del pobre cómo el que conoce a Yavhé, el que se abandona y lo acoge; aquel que observa los mandamientos, y reconoce en los pobres a los justos e integros. Esta actitud, se contrapone al orgulloso, el que es enemigo de Yavhé y del desvalido. (Gutierrez, G. 2008).
Será en el desarrollo literario del nuevo testamento que la pobreza espiritual llegará a su plenitud. En los evangelios de Mateo y Lucas, encontraremos el concepto asociado a las Bienaventuranzas que Jesús declara a una multitud de seguidores.
En este sentido, Gutierrez describe que:
“la pobreza que
Mt. 5,1 (bienaventurados los pobres de espíritu) declara bienaventurada es la
pobreza espiritual, tal como se la entiende a partir de Sofonías: total
disponibilidad ante el Señor”. (Gutierrez, G. 2008 p. 423)
Serán entonces las bienaventuranzas de Mateo, un canto a la
pobreza entendida como infancia espiritual, una actitud de total apertura el
misterio de Dios; en último término será la actitud de Cristo, la de no tener
más alimento que la voluntad del Padre. Se sobrepasa entonces la relación de
pobreza y renuncia a los bienes materiales, elevando de esta forma, la pobreza
como ideal de vida de quien se dice seguidor de Jesucristo.
De la claridad de la interpretación mateana, nos pasamos a la
ambigüedad que genera la versión lucana. Según Gutierrez, la versión del evangelio de Lucas, “Bienaventurados los
pobres de espíritu” estaría generando algunos problemas de interpretación que
seguirían dos líneas diferentes. (Gutierrez,
G. 2008)
Será a Lucas a quien se le atribuyen la autoría de un
evangelio y del libro de Los hechos de los Apóstoles. En ambas obras “los temas de la pobreza material, de la
puesta en común de los bienes, de la condenación de los ricos, son frecuentes”
(Gutierrez, G. 2008) situación que da
pie para pensar que los pobres bendecidos son lo opuesto a los ricos que
condena, entendiendo de esta forma que “la
pobreza que se habla en la primera bienaventuranza sería entonces la pobreza
material” (Gutierrez, G. 2008 p. 423).
Esta constatación deja en evidencia una doble interpretación.
La primera de ellas estaría en la línea de canonizar a los pobres por su
condición social, otorgándoles el privilegio de la salvación sólo por su
condición socioeconómica; excluyendo de suyo a quienes no estarían dentro de
este grupo. De esta forma no sólo habría exclusión de los no pobres, sino que
además, la libertad de los que sí lo son, no sería tomada en cuenta, pues no
habría una opción voluntaria a la salvación sino una imposición por pertenecer
a una clase social. Esta interpretación, considerando el conjunto de la obra
lucana, no sería plausible, pues estaría muy lejos de la intención del autor y
del resto de las sagradas escrituras.
En cambio, la segunda interpretación se plantea desde una
perspectiva en que sin querer perder el sentido sociológico y real de la
pobreza, opone el mundo del presente con el que ha de venir, dejando a los
pobres en el lugar de la resignación y tolerancia conformista de su situación
de opresión, pues serán recompensados en la vida futura. En este sentido, se
sacraliza un modelo de explotación, promoviendo desde la fe la resignación
frente a la miseria e injusticia. Esto último, sí que estaría no sólo alejado
del resto de las sagradas escrituras, sino que iría en contra de la palabra
revelada por el Dios de Jesucristo.
Entendiendo esta interpretación como una
seudoespiritualización del concepto, el autor comprende que “no es posible, en efecto, esquivar el
sentido concreto y “material” que tiene, en este evangelista, el término pobre.
Dicho término designa, en primer lugar, a aquellos que viven una situación
social caracterizada por la carencia de bienes de este mundo, e incluso por la
miseria y la indigencia. Más aún, se trata de un grupo social marginado, con un
matiz de opresión y de falta de libertad” (Gutierrez, G. 2008 p. 452).
En esta perspectiva, el concepto de pobreza espiritual para
Lucas, no estaría en la línea de la resignación de una situación de opresión
porque será recompensada con la llegada del Reino de Dios; estando desligada de
la noción de pobreza material. Al contrario, si seguimos a Lucas, la pobreza
material es un mal que afecta la dignidad humana; señalando así que son
bienaventurados los pobres, no sólo porque el reino les pertenece, sino porque
esa pertenencia es actual. Para Gutierrez, y así lo asume la teología de la
liberación, el Reino de Dios es un don que se acoge en la historia para ser
llevada a su plenitud (Gutierrez, G. 2008) y este Reino trae consigo,
necesariamente, el restablecimiento de la justicia en este mundo. Jesucristo
declarará entonces bienaventurados a los pobres, por la cercanía de ese reino
de justicia que ya ha comenzado, es decir: “se
ha iniciado la supresión de la situación de despojo y pobreza que les impide
ser plenamente seres humanos, se ha iniciado un Reino de justicia, que va
incluso más allá de lo que ellos podrían esperar. Bienaventurados son, porque
el advenimiento del Reino pondrá fin a su pobreza creando un mundo
fraternal”(Gutierrez, G. 2008. p 426).
Ciudad de Casablanca, Lunes 3 de Marzo de 2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario