jueves, 27 de febrero de 2014

Reflexiones Sobre el Pensamiento de Gustavo Gutierrez IV

2.3.3.1 Ambivalencia del Término Pobreza:


El término “pobreza” tiene irremediablemente un sentido equívoco, significandose de esta forma, la ambigüedad de las nociones que posteriormente entraran en juego.
2.3.3.1.1 La Pobreza Material
“El término pobreza designa en primer lugar, la pobreza material, es decir, la carencia de bienes económicos necesarios para la vida humana digna de ese nombre. En este sentido, la pobreza es considerada como algo degradante y es rechazada por la conciencia del ser humano contemporáneo” (Gutierrez, G. 2008).
http://www.emol.com/noticias/economia/2013/05/10/598050/estudio-revela-que-el-362-de-la-gente-mas-vulnerable-de-santiago-no-tiene-empleo.html
Campamento Esperanza de San Francisco. Comuna de San Bernardo

No obstante la crudeza de estas declaraciones, la pobreza material se tiende a entender en algunos lugares más conservadores del cristianismo, como un “ideal” de vida. Configurándose como modelo de austeridad y desprendimiento frente a los bienes de este mundo, asimilandose de esta forma a un estilo de vida conforme al Evangelio.

Se comprende, que esta ambivalencia complica un desarrollo mas acabado de la primera definición, pues estas disposiciones tranquilizadoras de conciencia se han instalado por siglos en el tejido eclesial.

Otro frente de discusión lo conformaría la forma en que algunos cristianos se relacionan de manera “fatalista” con el mundo “de los pobres,” quienes por su condición son objeto de misericordia y actos de caridad bastante limitados.
Siguiendo lo anterior, Gutierrez nos señala que: “Clases sociales, pueblos y continentes enteros toman conciencia de su pobreza y percibiendo sus causas últimas, se rebelan contra ella. Estamos frente a una pobreza colectiva que crea lazos de solidaridad entre los que sufren y los lleva a organizarse para luchar contra esta situación y contra los que usufructúan de ella” (Gutierrez, G. 2008).

Por lo tanto, la pobreza entendida como pobreza material está en el nivel de lo infrahumano, en el mismo sentido que se señala en la Biblia. “Ser pobre quiere decir morir de hambre, ser analfabeto, ser explotado, no saber que es ser humano,” (Gutierrez, G. 2008) y es con ésta lucidez como debemos entender, según Gutierrez la pobreza evangélica.

Rigoberta Menchu
2.3.3.1.2 La Pobreza Espiritual
En relación a la pobreza espiritual, “el pobre sería, entonces, no tanto el que no posee bienes materiales, sino más bien aquel que –aunque los posea- no está apegado a ellos. Lo que permitiría afirmar, por ejemplo, que un rico puede no sólo ser un pobre espiritual, sino que inversamente, un pobre puede ser rico de corazón” (Gutierrez, G. 2008).

Esta definición, inspirada obviamente en una lectura literal del Sermón de la Montaña presentado en el Evangelio de Mateo (Mt. 5,3) ha relativizado el término de pobreza, conduciendo la discusión a territorios acomodaticios y tranquilizantes, conservando la mayoría de las veces, el “status quo” de una sociedad basada en la injusticia, la explotación y el beneficio de unos pocos a costa de la sangre de los muchos.

Mireya García. Dirigenta de Agrupación de DD.DD en Chile


Esta visión espiritualista, sin embargo, abre las puertas, para una reflexión que tiende a considerar, que al fin de cuentas, “el pobre de espíritu” podrá optar por la pobreza material, toda vez que haga el juicio correspondiente a diferenciar la miseria (la pobreza infrahumana) de la pobreza evangélica; realizando así, un proceso de conversión fundamentado en el amor fraterno y en el cumplimiento de la ley de Cristo. (Mt. 22,36-40).



Clotario Blest Riffo. Fundador de la Central Unitaria de Trabajadores de Chile


No obstante, Gutierrez hace incapié en que el término pobreza, desde esta mirada, cae fácilmente en ambigüedades y fluctuaciones que pretenden construir una pobreza abstracta, “hecha a medida de nuestra pobreza espiritual” (Gutierrez, G. 2008) jugando de esta forma, con las palabras y finalmente con las personas.

Ciudad de Casablanca, 27 de Febrero de 2014.
Celebrando la Pascua de Sebatiao Bezerra da Silva, del Movimiento Nacional dos Direitos Humanos. Mártyr de la Tortura. 27 de Febrero de 20011; Tocantins. Brasil.
http://www.gajop.org.br/noticias_postagem.php?cod=273
Sebastiao Bezerra da Silva


Reflexiones Sobre el Pensamiento de Gustavo Gutierrez III

2.3.3 Irrupción del Pobre como sujeto del proceso de Liberación.

http://www.gamba.cl/2013/12/gracias-pinera-catastro-de-un-techo-para-chile-contradijo-al-gobierno-y-denuncio-el-aumento-de-campamentos/

Para comprender este proceso, es necesario referirse al Capítulo 13 de la Obra de Gutierrez; titulado “Pobreza: Solidaridad y Protesta” (Gutierrez, G. 2008).

Para el teólogo peruano, el proceso revolucionario vivido en el continente, pone de manifiesto la insurgencia de las masas populares en un ejercicio sociopolítico de largo alcance y que permite la manifestación de la indignación producida por la toma de conciencia de la opresión por parte de los poderosos, junto a la lucha por conseguir el poder para la transformación de las estructuras injustas. El caso cubano y el chileno, con la llegada del Frente Popular al gobierno vía electoral, son el signo indesmentible de este proceso.

No obstante, Gutierrez, en su oficio de teólogo, se encuentra lejos de desarrollar una teología de la revolución. En este sentido, su trabajo es nuevo y novedoso al plantear su reflexión teológica en función de la Liberación.

La Teología de la Liberación presupone la Teología de la Revolución, y la profundiza, desde la Espiritualidad y la Reflexión Crítica de la Práxis histórica a la luz de la Tradición Eclesial y de los renovados estudios bíblicos que desde el Vaticano II adquieren nuevo brío[1].

En este sentido, la reflexión de Gutierrez no sólo se inspira en el proceso revolucionario latinoamericano y caribeño, sino que se funda en la tradición de la Iglesia de larga data (Los movimientos de las Ordenes Mendicantes del s.XII con San Francisco de Asís ya manifestaban su protesta desde la pobreza) y de la nueva tradición inaugurada por Juan XXIII y el Concilio Vaticano II.

La pobreza, como tema central de una Iglesia para el siglo XX se hace presente desde el inicio del trabajo conciliar, aunque es materia de consenso que no se logró la profundidad esperada por el Papa Juan.
“ Esta perspectiva golpeó insistentemente, con Juan XXIII a la cabeza, las puertas del Concilio Vaticano II. En un importante mensaje en preparación a la apertura del Concilio, Juan XXIII abría una fecunda perspectiva, declarando: Para los países subdesarrollados la Iglesia se presenta como es y como quiere ser, como la Iglesia de todos, en particular como la Iglesia de los pobres”.[2]

http://www.elquintopoder.cl/foto/dia-del-trabajo/
21 % de Pobreza Laboral en la Región de Valparaíso

Siguiendo esta línea de pensamiento, Gutierrez desarrolla en su Teología de la Liberación, un tratado completo, profundo y complejo sobre la Pobreza desde la perspectiva teológica. Sus intuiciones primeras, plasmadas en el capítulo trece de su obra de 1971, serán desarrolladas con mayor espesura durante todo su trabajo hasta nuestros días[3]. Considerando lo anterior, el teólogo, comentando Populorum Progressio nos señala que:


“… corresponderá a una Iglesia que vive en un continente de miseria e injusticia dar al tema de la pobreza la importancia debida: un testimonio del cual depende la autenticidad de la predicación del mensaje evangélico” (Gutierrez, G. 2008).

http://www.antihuala.cl/2013/02/pobreza-bajo-en-60-de-comunas-del-pais.html
Mayor índice de Pobreza en Territorio Ancestral
El tema de la pobreza, en este punto particular de la historia de la Iglesia, es para Gutierrez un tema poco elaborado tratado principalmente desde el terreno de la espiritualidad. La pobreza, estaría entonces ligada al Testimonio y al camino de la santidad. Quizás por esta razón, el esfuerzo del trabajo hasta la época estuvo centrado en la meditación de los textos bíblicos que señalaban la pobreza de Cristo, y consecuentemente, la identificación con Él desde este testimonio.


Ante este territorio inhóspito de la reflexión teológica sobre la pobreza, Gutierrez viene a preparar la tierra para sembrar desde la reflexión y la praxis liberadora.




Puerto de Valparaíso, Miércoles 26 de Febrero de 2014.
Pascua de Don Antonio Valdivieso, Obispo de Nicaragua.
Mártir en la defensa Indígena. 26 de Febrero de 1550





[1] La Declaración de la Constitución Conciliar “Dei Verbum” sobre la Divina Revelación, confirma este proceso de renovación en el Estudio, Interpretación y Práctica de las Sagradas Escrituras. Conf. Conf. “Concilio Ecuménico Vaticano II”. Segunda Edición Española. Biblioteca de Autores Cristianos. Madrid. 1996. Págs. 157–180.
[2] Teología de la Liberación. Pág.409. Conf. Radiomensaje del 11 de Septiembre de 1962.
[3] Conf. Gutierrez, G. “Beber en su propio pozo: El itinerario espiritual de un Pueblo”. Centro de Estudios y Publicaciones (Cep) 3ra Edición. Lima Perú. Enero 1989. “Teología y Espiritualidad” Defensa de su Tesis Doctoral en la Facultad de Teología del Instituto Católico de Lyon, Francia. Ediciones Rehue. Santiago de Chile. 1988. Müller, G. y Gutierrez, G. “Del Lado de los Pobres: Teología de la Liberación”. Instituto Bartolomé de las Casas-Rímac. Lima Perú. Mayo 2005.

martes, 25 de febrero de 2014

Reflexiones Sobre el Pensamiento de Gustavo Gutierrez II

2.3.2.- Tránsito desde las Teorías del Desarrollo al Concepto de Liberación.


La preocupación por mejores condiciones de subsistencia humana para la mayoría de la población de América Latina y el denominado tercer mundo, llevó en la década de los 50 a postular la tesis del Desarrollo para guiar a la población hacia las metas propuestas por los grandes centros industrializados, en la constante búsqueda por mejores condiciones de vida.



Sin embargo, los esfuerzos en esta línea, se desgastaron rápidamente en el transcurso de los 60, quedando de manifiesto que el “desarrollismo”, no cuestionaba el fondo de los problemas de las sociedades denominadas subdesarrolladas. En general, las propuestas desarrollistas, mantenían el modelo de desarrollo de los países ricos, a costa del subdesarrollo de los países mas pobres. No había en el fondo ningún cambio ni transformación substancial.

Los desgastados límites que imponía el desarrollismo, dan paso en el pensamiento de Gutierrez al concepto de Liberación. Sin embargo, esta propuesta no surge del prurito de originalidad de un autor específico. En este caso Gutierrez trata de exponer su pensamiento en función y en “comunión” con lo más espeso que la Enseñanza Social de la Iglesia contaba en ese momento.


Un año antes de Medellín, el Papa Pablo VI, nos señalaba que:

“El desarrollo de los pueblos, y muy especialmente el de aquellos que se esfuerzan por escapar del hambre, de la miseria, de las enfermedades endémicas, de la ignorancia; que buscan una más amplia participación en los frutos de la civilización, una valoración más activa de sus cualidades humanas; que se orientan con decisión hacia el pleno desarrollo, es observado por la Iglesia con atención.
Apenas terminado el Concilio Vaticano II, una renovada toma de conciencia de las exigencias del mensaje evangélico obliga a la Iglesia a ponerse al servicio de los hombres para ayudarles a captar todas las dimensiones de este grave problema y convencerles de la urgencia de una acción solidaria en este cambio decisivo de la historia de la humanidad” (Pablo VI, 1967).


Esta enseñanza de Pablo VI no sólo ilumina Medellín y la obra naciente de la Teología de la Liberación, proyectada hacia el futuro desde el que hacer mismo de la praxis cristiana en Latinoamericana. Tambien es una enseñanza que se funda en lo mejor del magisterio pontificio desde Rerum Novarum de Leon XIII en adelante. Tradición proyectada hacia el futuro por la Teología de la Liberación, y que por esa misma proyección se sumerge en la incomprensión y la sospecha permanente de una civilización y una iglesia que han sido recién paridas.


La novedad de la teología de la Liberación en este sentido, radica en que “Cree” desde la Fe en el Dios de Jesucristo, que el ser humano es agente de su propio destino, no solamente con la brújula de la razón sino que también con el corazón de la fe religiosa.










Ciudad de Casablanca, 25 de Febrero de 2014.
Pascua de Tucapel Jimenez, Mártir de las luchas de los sindicalistas Chilenos.
http://www.casosvicaria.udp.cl/el-miedo-a-tucapel/
Tucapel Jimenez Alfaro. Mártyr Sindicalista Chileno



lunes, 24 de febrero de 2014

Reflexiones Sobre el Pensamiento de Gustavo Gutierrez Merino I

2.3.- Teología de la Liberación de Gustavo Gutierrez:
Una Sistematización Necesaria.

Gustavo Gutierrez Merino. Teólogo
El mismo año de la Conferencia de Medellín, el sacerdote peruano Gustavo Gutierrez realiza una exposición en la localidad de Chimbote (Perú), dando la primera pincelada a la obra que publicará en 1971 con el Título de "Teología de la Liberación, Perspectivas".

En el centro de la reflexión encontramos lo siguiente:

“Entre nosotros la gran pregunta pastoral –y en consecuencia también teológica- es ¿cómo decirle al pobre, a quien se le imponen condiciones de vida que expresan una negación del amor, que Dios lo ama?. Esto equivale a preguntarse ¿cómo encontrar un lenguaje sobre Dios en medio del dolor y la opresión en que viven los pobres de América Latina?(Gutierrez, G. 2008).



El dramatismo y la profundidad de las preguntas gatillan el desarrollo prolijo de una teología que brinde respuestas ante los contextos en que estas surgen y que sean apropiadas a los cristianos y cristianas post Vaticano II. El trabajo realizado en esta perspectiva da origen a una nueva teología cuyo horizonte histórico se traduce en un correlato de las aspiraciones de los pueblos de América Latina que en ese momento se grafican con el título de Liberación. Podemos sintetizar la novedad de la teología de la Liberación en los siguientes puntos:

2.3.1. Una Teología como Reflexión crítica de la Práxis Histórica


El mismo Gustavo Gutierrez grafica la teología en el contexto cristiano, como sabiduría y saber racional. Con estos dos conceptos, el autor se refiere hasta lo que entonces se comprendía como teología en los ambientes académicos. Sin renunciar a lo que tradicionalmente se entendía, Gutierrez tiene la audacia de plantear un paso cualitativo en el concepto de teología al considerarla una “reflexión crítica de la práxis histórica” (Gutierrez, G. 2008).

Con este concepto, se pretende engarzar el quehacer del teólogo con su propia realidad histórica desde la comunidad de creyentes, la Iglesia, en relación al tiempo histórico en que vive. La Iglesia servidora del mundo, a través del oficio del teólogo, está llamada a profundizar en el misterio de la fe en consonancia con la teología que desde el Vaticano II y con Juan XXIII se denominó la “teología de los signos de los tiempos” (Gutierrez, G. 2008).
Ronaldo Muñoz. Teólogo
La teología, al ser reflexión crítica, asume el acervo de la tradición de los veinte siglos precedentes y se proyecta hacia el presente desenmascarando las ideologías que trastocan los postulados fundamentales de la fe cristiana y se convierte en motor de innovación al escrutar la realidad de la actualidad en función del Evangelio, para transformación del mundo. Esta transformación de las realidades sociales, culturales, económicas y políticas, en función del proyecto del Evangelio, es el aspecto práxico del quehacer teológico. De esta forma la teología no sólo es una sabiduría y un saber racional relegado a las aulas universitarias, sino que es también compromiso transformador de la Historia. En América Latina, esta reflexión crítica de la práxis histórica, se traduce en una “Teología transformadora del mundo en protesta de la dignidad humana pisoteada”...

 …“Por todo esto la teología de la Liberación nos propone, tal vez, no tanto un nuevo tema para la reflexión, cuanto una nueva manera de hacer teología. La teología como reflexión crítica de la práxis histórica es así una teología liberadora, una teología de la transformación liberadora de la historia de la humanidad y, por ende, también, de la porción de ella –reunida en ecclesia- que confiesa abiertamente a Cristo. Una teología que no se limita a pensar el mundo, sino que busca situarse como un momento del proceso a través del cual el mundo es transformado: abriéndose –en la protesta ante la dignidad humana pisoteada, en la lucha contra el despojo de la inmensa mayoría de la humanidad, en el amor que libera, en la construcción de una nueva sociedad, justa y fraterna- al don del Reino de Dios” (Gutierrez, G. 2008).


En este sentido, el concepto de práxis, se logra comprender desde la influencia del pensamiento marxista que “centrado en la praxis está dirigido a la transformación del mundo” (Gutierrez, G. 2008). La teología de la liberación utiliza las herramientas de la razón humana (no sólo la filosofía, sino que de todas aquellas que brotan de la inteligencia humana), en función de la transformación de la realidad. No es un saber insipido encerrado en las aulas universitarias ni en los templos, sino que es el compromiso de hombres y mujeres que inspirados desde el Evangelio se vuelcan en el compromiso de una sociedad mas humana y fraterna.

Lo importante desde esta perspectiva es que el proceso de reflexión teológica asume la acción humana en la historia como punto de partida. Sin embargo esta historia humana se proyecta hacia el futuro. Y en este sentido, desde la teología se prefigura el futuro desde la rama del saber teológico que se conoce como escatología. Gutierrez nos describe este proceso de la siguiente manera: “Finalmente el redescubrimiento, en teología, de la dimensión escatológica ha llevado a hacer ver el papel central de la praxis histórica. En efecto, si la historia humana es, ante todo, una abertura al futuro, ella aparece como una tarea, como un quehacer político; construyéndola, el ser humano se orienta y se habre al don que da sentido último a la historia: el encuentro definitivo y pleno con el Señor y con los demás” (Gutierrez, G. 2008)



Este quehacer en la historia no es un mero activismo, ni una pretención de constuir por medios solamente humanos el Reino de Dios en la tierra, sino que se prefigura como el trabajo propio del cristiano, y de la comunidad de creyentes en la construcción de una sociedad donde el fundamento es la fraternidad en función de la fe y el amor en el Dios de la Vida.

Con este concepto de reflexión crítica de la praxis histórica, Gutierrez desnuda una tensión al interior de la Iglesia entre la ortodoxia y la ortopraxis; entendendo la primera como la correcta descripción de la fe en terminos teológicos desde el saber racional, y la segunda como la aplicación de esa fe en la realidad histórica en medio de la sociedad. La ortodoxia no es solo la formulación de verdades en relación a la fe religiosa, sino que se verificaría en el actuar de la comunidad de creyentes en el concierto de la historia, en función de una transformación social abierta al futuro.

De esta forma, a la teología le urge su carácter de reflexión crítica, pues debiese ser “un pensamiento crítico de sí mismo, de sus propios fundamentos.” (Gutierrez, G. 2008)


Ivonne Gebara. Teóloga
Así la teología no sólo se prefigura en su carácter de saber racional, sino que reflexionando críticamente sobre los condicionamientos culturales, sociológicos, económicos y políticos que sostienen la sociedad actual, puede responder iluminada por el Evangelio, desde una práctica concreta en la historia, transformando la realidad opresora desde una praxis liberadora.

La teología desde este horizonte no es ingenua, sino que responde a los desafíos del presente, desde el quehacer pastoral en una reflexion permanente sobre la actividad eclesial. El ejercicio pastoral se configura como el acto primero, la teología es la reflexión que le acompañaría en un acto segundo.

En palabras de Gutierrez: “La teología, en tanto que reflexión crítica, cumple así una función liberadora de la persona y de la comunidad cristiana, evitándoles todo fetichismo e idolatría. Evitando también, un narcisismo pernicioso y empequeñecedor. La teología así entendida, tiene un necesario y permanente papel en la liberación de toda forma de alienación religiosa, a menudo alimentada por la propia institución eclesiástica, que impide acercarse auténticamente a la Palabra del Señor.” (Gutiérrez, G. 2008)



Así entendida la teología, se prefigura en su reflexión y acción en la práxis, como un ejercicio de función profética, pues lee los acontecimientos de la historia para desvelar y proclamar su sentido profundo en función de que el mundo sea un lugar mejor para la humanidad, cuya perspectiva última sería el Reino de Dios.

Entonces, “si la teología parte de esta lectura y contribuye a descubrir la significación de los acontecimientos históricos, es para hacer que el compromiso liberador de los cristianos en ellos sea más radical y más lúcido… estamos pues, ante una hermeneútica política del Evangelio”. (Gutierrez, G. 2008)


Comprendiendo así la teología, podemos concluir que el quehacer teológico no es un mero ejercicio intelectual en la definición y explicación de las verdades de la fe, sino una “inteligencia” de ella que enfrentada a la relación fe - sociedad se confirma como una reflexión de la realidad histórica a la luz de la fe en Jesucristo y de su proyecto del Reino de Dios; por lo tanto a la reflexión sistemática de las realidades configuradas desde la fe, se prosigue el esfuerzo en la praxis para la transformación de las realidades históricas en un ejercicio de liberación de la opresión. 
El horizonte de esa liberación sería el futuro abierto que construya en el presente la libertad humana (o su proceso de liberación) en función de la transformación de la sociedad fraterna, integradora y plenificada configurada en virtud del Reino de Dios.


Ciudad de Casablanca, 24 de Febrero de 2014.

viernes, 21 de febrero de 2014

La Psicología de la Liberación como Psicología de la Alteridad Subversiva o Reflexiones sobre el pensamiento de Enrique Dussel IV

http://www.elciudadano.cl/2014/02/20/102535/la-iglesia-sigue-pedofila/




4.1.2.1 La Psicología de la Liberación como Psicología de la Alteridad Subversiva




Desde el análisis fenomenológico que plantea Dussel en su Filosofía de la Liberación, resulta significativa su propuesta del fenómeno de la Proximidad, en términos de una “Pulsión de Alteridad”. 

En la irrupción del “otro”, del hacer aparecer al no-ser negado por el sistema opresor, se vivencia un gesto liberador cargado de una profunda humanidad que, en sintonía con la propuesta barista, restituye el carácter personal de las relaciones alienadas en términos de proxemia. 

El otro pasa de ser un objeto recortado desde la exterioridad para transformarse en mi hermano, eliminando las distancias excluyentes y permitiendo el encuentro con lo propio del ser humano; la fraternidad y la construcción comunitaria de un diseño distinto al propuesto por el modelo opresor. 

Desde esta perspectiva, en la solidaridad con los marginados, devolviéndoles el ser propio que les perteneces, inevitablemente se violan las leyes de la opresión y se construye en la realidad histórica presente una nueva relación, donde idealmente se desenmascara la alienación económica, la opresión erótica sobre la mujer y el yugo pedagógico sobre los hijos e hijas. 

Ps. Domingo Asún. Docente y Presidente del Colegio de Psicólogos de Chile A.G. en tiempos de Dictadura

En el acontecimiento liberador, encontramos una perforación subversiva del sistema impuesto; generando una nueva sociedad, y en esta nueva sociedad, se revela un hombre y una mujer nuevos; tarea a la que finalmente apunta el proyecto barista de la Psicología Liberadora.

En la irrupción de esta pulsión de alteridad, en el rescate del no-ser se incuba el germen de la subversión. 

Si la Psicología latinoamericana logra desarrollar su proyecto, se transformará entonces en una Psicología de la Alteridad Subversiva.




En Valparaíso, 21 de Febrero de 2014.

Celebrando la Pascua de los Campesinos Crucificados en Xeatzan, en medio de La Pasión del Pueblo Guatemalteco.

Mons. Samuel Ruiz. Obispo de San Bartolomé de las Casas. Chiapas. México del Sur
"La o el psicólogo social que no tenga en su horizonte la liberación total del ser humano, en su individualidad y en su colectividad, ha errado su camino y es mejor que se vaya buscando otra profesión, menos riesgosa" 
(Mons. Samuel Ruiz Obispo de Chiapas. 16 de Noviembre de 2008)
Iris Morales compartió un enlace.
UNA JOYITA DE VIDEO... KAROL KARIOLA, DIPUTADA ELECTA DEL PC APOYO LA ENTREGA DE RECURSOS A LOS NINOS DE SENAME DURANTE LA TOMA DE UNICEF...A COMPARTIR.
http://www.youtube.com/watch?v=gsOL9YEHO8M&feature=share
 — con Mirentxu Vivanco y 13 personas más.



Escrutar los Signos de los Tiempos


Los Hechos Históricos: Desamparo de la Infancia en Chile

1.- Sábado 15 de Febrero de 2014.- 19:00 – 21:00 hrs. Los Desamparados protestan en silencio y con velas en La Plaza Victoria de la Ciudad Puerto, revelando el rostro de sus hermanos asesinados por negligencias del SENAME. La Actividad se realiza en otras ciudades de Chile de manera Simultánea.


En Valparaíso y ubicados enfrente de la Catedral, una Cofradía de Baile Religioso Oraba con su música y danza ritual.

Se denuncia el Infanticidio de una lactante de 10 meses, ahogada en su propio vómito. El Infanticidio de un adolescente de 16 años en centro de acogida y la violencia ejercida por miembros de FFEE sobre la infancia de origen mapuche.


La ciudadanía impactada reflexiona en silencio en el lugar.



Otras Celebraciones Cristianas en día 21 de Febrero

San Pedro Damián Arzobispo
http://es.wikipedia.org/wiki/Pedro_Dami%C3%A1n

21 de Febrero de 1965: Es Asesinado Malcom X, líder liberacionista Afroamericano en USA
Reverendo Malcom X. Líder Liberacionista Afroamericano en Los Estados Unidos de América

21 de Febrero de 1934: Augusto C. Sandino, líder popular nicaragüense, asesinado a traición por Somoza.
http://www.servicioskoinonia.org/
El Joven Sandino