OCTUBRE
ROJO
Y
llegó el día…
tan
esperado como inhóspito,
que
con tus alas al viento,
aventuras
a encontrarte contigo misma.
Acá,
en
la otra orilla
del
abismo que nos separa,
espero
calmo y esperanzado,
a
que todos mis miedos
se
pongan a volar
junto
contigo.
Mi
gran fantasma
lo
vence mi valiente…
mi
detenida desaparecida,
la Lynda
viajera…
Y
construimos trincheras en el anonimato,
mi
sía Lorena y Yo…
y
esperamos en la retaguardia,
escuchando
en silencio,
despertando
en susurros…
El
mundo y los nuestros;
se
han vuelto unos extraños,
nos
arañan sin darse cuenta,
a lo
walking dead…
Y
los sobrevivientes nos reconocemos…
herederos
del desamor,
nos
cultivamos en espacios
de
silencio y respeto,
cuidando
el detalle
de
la intimidad del otro,
sirviendo
de pañuelo y de hoguera,
cada
vez que lo amerite la ocasión.
NO
temas
Laura
de mis Esperanzas,
que
estas lágrimas
saben
a reparación y renacer…
Que
de acá no salimos ilesos,
pero
tampoco ilusos.
Derribaremos
cada
muro del prejuicio
y
del pudor ajenos,
sólo
con amor
sanará
el desamor
Y en
ese arrebato sagrado,
podremos
abrazarnos en paz,
tranquilos
y refrescados
por
la brisa del Océano.
Antes
de ese abrazo,
el
mundo nos afiebra,
con
su incesante
canto
de egos,
y
nuestros rostros hermosos
como
sudarios de la envidia,
se
descubren
en
prístina transparencia.
No
importa,
querida
mía,
el
desdén de la otredad,
¿que
importa?
si nos tenemos a nosotros,
si nos tenemos a nosotros,
testigos
mudos
de
la infamia en nuestros cuerpos.
¿Qué
más podemos perder,
arriesgando
desde las entrañas
el
destino del amor apasionado,
libre
y puro,
que
a pesar de los abusos;
aún
nos anida en el pecho?
Arribad…
Arribad
esperanza mía,
Susurro
del mysterio en mi vida.
Amenaza
de volver a creer,
destello
apasionado
espantando
demonias.
Tú,
fragilidad
de la memoria,
desnuda
pureza
violentada
por infamia
con
olor a macho;
has
suavizado
el
crocante de mis heridas
bálsamo
misterioso
libérrima
belleza
Pasionura
de mi liberación.
El
destino se despunta en tu mañana…
enfrentando
historia, memoria y fantasma
Valentía
de mi verdad,
dulzura
de mi furia,
has
destrozado los arcos de la historia,
con
tu espontáneo despertar.
No
sabré que dicta la Esperanza,
hasta
beber de tus pupilas,
y
desde entonces,
me
aguardo con luciérnagas
preñadas
de futuro,
que
las tormentas del devenir
permitirán
la calma deseada.
En
estos mustios,
mis
dos brazos;
te
espera reposo,
sí y
solo sí,
tu
voluntad lo desea.
No
se te pedirá nada a cambio,
y
ese nada es nada;
Mundo
infame que nos miente,
descubre
humanidad verdadera
resistencias
de ternuras,
en
un abrazo limpio;
líbida
embriaguez.
En
vísperas de tu renacimiento,
mi
espera letrada
despunta
novedades,
cómo
el marrón de tus miradas,
desnuda
de vergüenza al cielo.
Respetos
del destino,
aquellos
que nos acompañan
en
etapas áridas
del
caminar la existencia.
Respeto
del destino y del mysterio,
tú,
la loca del patio de mi casa,
las
lauras de tu nombre,
hidratan
mis raíces
a un
año de holocausto incendio
Bienvenida
y bienaventurada seas,
toda
Llena de Gracia,
bendita
de tu padre,
luz
de la mañana…
Nadie
podrá arañarte
Nadie
te dañará,
ni
te hostigará
en
nuestra presencia.
Palabra
de hombre,
Sincera
y valiente;
cómo
la del acólito enamorado.
Cuenta
nueva,
vino
nuevo…
odres
también novicios
para
el despunte de esta historia.
Ni
el destello del sol,
te
rozará la piel
sin
que tú lo permitas.
Bienaventuranza
de las Esperanzas,
Alfarera
de la Reconciliación,
Tejedora
de Piel Reparada.
Sólo
el suspiro de tus soledades,
apartará
el maleficio del mal amor.
Aquí,
en este hogar mío,
todo
es tuyo…
y si
el espanto se despide,
la
bondad será bienvenida.
No
temas en reclamar lo propio,
en
toda regla y en todo derecho.
Mañanas
aciagas,
transformadas
en tardes de rapto,
buscaremos
refugio
a la
usanza de la sinceridad,
pues
lo que no pudo la genética,
lo
regenera el amor…
y de
remiendo de amores,
harto sabemos los dos.
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